Imagina este ritual en un ambiente suave, iluminado por luces tenues, donde el aire se llena con el embriagador aroma del monoi, una esencia que evoca el calor de las islas del Pacífico. La atmósfera se transforma en un refugio de paz y sensualidad, donde cada rincón invita a dejarse llevar.
El masaje, que se recibe completamente desnudo, comienza con toques delicados, manos expertas que deslizan el aceite de monoi por tu piel. Este elixir, hecho a base de flores de tiaré y aceite de coco, no solo nutre e hidrata, sino que también despierta los sentidos. Su fragancia floral y tropical envuelve tu ser, trasportándote a un paraíso lejano.
A medida que las manos de tu masajista se mueven con suavidad, sientes cómo la tensión se disipa, dejando espacio para una profunda relajación. El monoi, rico en antioxidantes y ácidos grasos, suaviza la piel mientras promueve la circulación, revitalizando cada célula de tu cuerpo. Es un viaje sensorial que no solo beneficia tu piel, sino que también alivia el estrés y renueva tu energía.
Cada caricia es un susurro, cada movimiento es un baile entre cuerpo y alma. El masaje se convierte en una experiencia íntima, donde el tiempo se detiene y solo existe el placer del momento. Al final, no solo te sentirás rejuvenecido físicamente, sino que tu espíritu habrá encontrado un refugio en la serenidad y el deleite.

Permítete disfrutar de este encuentro con el aroma de monoi, y descubre cómo un simple masaje puede transformar tu día, dejando una huella de bienestar y sensualidad que perdura mucho después de que la última gota de aceite se haya absorbido.
Este masaje puede ser aplicado a 4 manos bajo suplemento, y aunque es de tacto sensual no es un masaje erótico ni incluye la zona íntima.
La sesión completa es de 75 min. en tatami con ducha e infusión de bienvenida.
Sesión completa 120€.